La prostatitis se traduce literalmente como inflamación de la próstata. La prostatitis se presenta en dos formas: aguda y crónica. No nos detendremos en la prostatitis aguda, ya que en este caso todo es evidente: es imposible no notarla. Fiebre alta, dificultad para orinar, dolor agudo en el periné — en este período el hombre, en principio, no piensa en las relaciones íntimas, acude rápidamente al médico. Se prescribe tratamiento, y tan pronto como se elimina el proceso agudo, la erección y la libido suelen recuperarse por completo. El hombre vuelve a su estilo de vida habitual.
Por qué la prostatitis crónica es peligrosa para la potencia
Con la prostatitis crónica la situación es diferente. En la glándula prostática existe una inflamación de distinta intensidad. En algunos hombres los síntomas son leves: puede haber una micción ligeramente más frecuente, dolores pequeños y poco comunes, acortamiento de la duración del acto sexual. Es decir, el hombre nota ciertos problemas, pero no acude al médico ni recibe tratamiento. Su estado empeora lenta pero inevitablemente.
En otros pacientes la prostatitis crónica puede manifestarse de manera más intensa, con quejas más pronunciadas. La inflamación crónica de la próstata aparece por diferentes causas: tratamiento inadecuado o tardío de la prostatitis aguda, infecciones de transmisión sexual no tratadas, incumplimiento de las normas de higiene personal, estilo de vida sedentario, vida sexual irregular, cambio frecuente de parejas sexuales, presencia de adenoma de próstata, etc.
Es importante comprender que cualquier inflamación se acompaña de alteración en la función del órgano. La próstata cumple varias funciones: garantizar la micción, producir el líquido que forma parte del semen, así como una función hormonal (producción de la hormona masculina dihidrotestosterona). Además, la próstata participa en la erección, la eyaculación y el orgasmo.
La relación de la prostatitis crónica con la disfunción eréctil
Alrededor de la glándula prostática se encuentran poderosos plexos nerviosos responsables de la relajación muscular y del llenado de los cuerpos cavernosos del pene. Los plexos nerviosos prostáticos son muy importantes para la erección. Si en la próstata existe una inflamación crónica, se altera el funcionamiento de estos plexos nerviosos. La inflamación también se acompaña de un empeoramiento de la circulación sanguínea y de la actividad hormonal.
Por eso, la prostatitis crónica puede influir negativamente en la función sexual: la erección se vuelve débil y difícil de mantener hasta el final del acto sexual; la eyaculación ocurre más rápido; el orgasmo se vuelve “atenuado”. En otras palabras, el hombre eyacula sin un placer notable.
Imagine: el paciente va con frecuencia al baño, experimenta un orgasmo débil y, a veces, después de la eyaculación siente ardor en el conducto o dolor en el periné. Evidentemente, un hombre así evitará las relaciones sexuales, se encerrará en sí mismo y sentirá inseguridad. De este modo, tras varios años de evolución lenta de la prostatitis crónica, con bastante frecuencia se añaden problemas psicoemocionales: decepción, depresión o ansiedad persistente relacionada con el sexo. Todo esto, por supuesto, intensifica los problemas de erección.
Este es un ejemplo muy típico, y pacientes así son bastante comunes en la consulta. Pero quiero subrayar que no todos los hombres con prostatitis presentan problemas de potencia. Mucho depende de la intensidad de la inflamación, la duración y frecuencia de las exacerbaciones, el nivel de testosterona y, por supuesto, la edad. Cuanto mayor es el hombre, mayor es la probabilidad de disfunción eréctil.
¿Siempre la prostatitis crónica conduce a problemas de erección?
Quiero señalar también que la prostatitis crónica no es tan frecuente como a veces la presentan algunos médicos. Además, la prostatitis crónica por sí sola rara vez es la única causa de disfunción eréctil. Generalmente se combina con factores psicológicos y de otro tipo que, en conjunto, conducen a la alteración de la potencia.